Columna de Opinión - A pesar del olvido que seremos

Por David Guzmán Quintero

Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid

Comunicación Audiovisual, semestre 3

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

¡Enhorabuena! Por primera vez desde 1998, un largometraje colombiano está nominado en el Festival de Cine de Cannes. Un film del que estoy seguro, dada la sobresaliente filmografía de su director, destaca por más de un aspecto. Ahora, tras un prolongado tributo en medios de comunicación, procede, cuando sea posible, una amplia afluencia del público a la película.

¿Por qué no dedicaron un homenaje al film antes por su esencia misma? Dice un periodista acerca del hecho, que la importancia de este es debido a que es un sello de calidad sobre la película. ¿En serio? ¿Es requerido reconocimiento externo por parte de Festivales para que un producto sea de calidad? Así pues, antes de ello, ¿la película era deficiente? ¿Entonces yo, realizador –si aspiro a un producto, llámese serie o película, de calidad–, debo apuntar no a contar la historia que quiero contar y como quiero contarla, sino a que esta cumpla con los parámetros que los festivales y academias consideren estéticos y de alta calidad? Los premios no son importantes porque sean un sello, mucho menos la motivación del artista; los premios son incentivos a la labor minuciosa de la construcción de una obra de arte.

Es justo por ello que se replica de boca en boca cual grabadora: “yo no veo cine colombiano”, porque solo consideramos de calidad aquello que tiene renombre en el exterior. No tenemos autonomía intelectual de dar con la iniciativa de ser partícipes de una exhumación de historias que me construyan como individuo miembro de una sociedad, nativo de un país.

La película es necesaria no ahora por el hecho de ser mencionada en Cannes, es necesaria porque, como arte que es, da fe de una época que no podemos permitir que Colombia olvide o ni se percate de ella. El pasado siempre –malo y bueno– debe ser recordado para evitar que pasemos por lo mismo.

Consumamos arte nacional. Juzguémoslo. Permitamos que nos forme como un ser humano que la sociedad necesite. Que yazcan en nosotros el deseo y la urgencia propias de atestiguar un evento porque somos conscientes de que lo necesitamos. Que los premios vengan o no, pero que quede la satisfacción de contar la historia que se quiso contar.

*Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.