Conocí aquel lugar como la vida, en azarosas travesías solté mis fantasmas, y hallé lo que nunca busqué: La voz. Esta voz que se zarandea con el ritmo tonante del mar, Que se serena con su brisa, su luz.
Las imágenes se unen al canto de la balada, recordando los grandes desoídos, - aire y agua -, componiendo movimientos en adagio o vivace, como si fuera la sinfonía del nuevo mundo, en reproducción perpetua de los elementos, que silenciosamente nos incitan a contemplar el mar. en reproducción perpetua de los elementos, que silenciosamente nos incitan a contemplar el mar.
Mühlemann, Daniel (2015). Balada del Pacífico. Galería de Fotos en Revista Luciérnaga-Comunicación . Disponible en: http://www.politecnicojic.edu.co/images/downloads/publicaciones/revista-luciernaga/luciernaga-14/galeria.php