Reflexiones desde Rectoría: Podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada

La escritora estadounidense Ayn Rand, en una reflexión hecha en 1950, dijo lo siguiente: “Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por sobornos y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.”

Que premonitoria esta reflexión hecha hace 71 años, cuando aparentemente el mundo y la sociedad eran distintos. Esta mujer de letras no era una agorera, simplemente era alguien capaz de descifrar lo que encarnamos los seres humanos, no importa el tiempo en el que nos corresponda vivir. Siempre la ley del más ventajoso, del que es capaz de manipular la información a su favor y por ende a la opinión pública, será la que impere en nuestras decadentes sociedades.

Queriendo ser absolutamente garantistas, le hemos cedido la lógica de la justicia al imperio de las presiones. Ya la realidad por contundente que pueda ser, depende de quién la muestre. Una misma imagen presentada por unos, puede ser un montaje o una contundente realidad. Cuando se habla de la defensa de los derechos humanos por ejemplo, pareciera que se estuviera hablando de una potestad solo reconocida en quienes están en un bando ideológico determinado. Los demás son simplemente víctimas de la guerra, y en una guerra siempre hay víctimas.

Todos los acontecimientos de los últimos años en Colombia, cada uno más grave que el anterior, nos mete en un túnel largo y oscuro que a lo mejor no tiene salida. Los honestos parecieran ya una especie en extinción, condenados a una prédica inocua en medio de perceptores interesados solo en lo fácil, lo rápido y lo rentable. Sus voces son silenciadas por los autoproclamados líderes de opinión, que asumen el rol de acalladores de la razón y promotores de la anarquía. Todo tiene que pasar por su tamiz poroso para ser aprobado socialmente.

Es imposible tener una sociedad viable en medio de una inversión de valores tan degradante. Las redes sociales y las nuevas tecnologías de la comunicación, dieron la capacidad a todos sus usuarios de convertirse en “prosumidores” (consumidor de un producto o un servicio que al mismo tiempo participa en la producción del mismo.)

Esa condición también nos convirtió en juez y parte de una visión muchas veces descontextualizada de los hechos reales. Los videos captados en las cámaras de los celulares, se convirtieron en pruebas irrefutables para algunos y en imágenes sospechosas y poco creíbles contra otros. Todo depende del legitimador que intervenga en la interpretación social de los hechos.

Acabar con el patrimonio público y privado, agazapados en el uso del derecho ciudadano a la protesta, se convirtió en un miedo constante en la gente buena y en un escudo para librarse de la ley en los delincuentes disfrazados de líderes. Margaret Thatchert, quien ejerció como primera ministra británica entre 1979 y 1990, decía que: “Los terroristas deben ser privados del oxígeno de la publicidad del que dependen.” A los delincuentes que se pavonean por las calles presumiendo de manifestantes, no les interesa tanto el muerto, el herido o los daños que causan, como el miedo que se replica en cientos y miles de ciudadanos que ven y escuchan por todos los medios, los efectos de sus acciones. Eso es lo que verdaderamente los envalentona.

Igual ocurre con una caterva de corruptos que entronizados en el poder, que en muchos casos es hereditario, terminan por creer que sus fechorías por repetidas, son lícitas. En ellos hace carrera la detestable frase: es mejor tener influencias que plata, porque lo una implica lo otro. Estamos en medio de terroristas que incendian y ladrones que saquean. Mientras tanto unos y otros cuentan con defensores de oficio que hacen todo lo posible por convencernos que los buenos son ellos por listos y los malos nosotros por ingenuos.

No se nos puede olvidar lo que decía con tanto acierto el filósofo brasileño Paulo Freire: “A través de la manipulación, las élites dominadoras intentan conformar progresivamente las masas a sus objetivos.”

Libardo Álvarez Lopera
Rector