Reflexiones desde Rectoría: El Metro nos ha enseñado que el cielo no es el límite, cuando hay huellas en la Luna

Hace 25 años el Presidente de la República de la época ordenaba a través de un radio teléfono ubicado en una mesa de honor en La Alpujarra, que comenzara a moverse el primer tren del Metro de Medellín. Si bien esa colosal obra nos admiraba y enorgullecía en grado sumo a todos los antioqueños, ninguno nos alcanzábamos a imaginar lo que significaría para el desarrollo de todo el Valle de Aburrá.

Y la verdad era que a ciencia cierta pocos sabían para qué servía realmente esa obra tan costosa, que nos dejaba unas rentas municipales y departamentales pignoradas por muchos años para poder saldarla. Someramente nos habían contado que era para mover gente de norte a sur y viceversa, que éramos los primeros en Colombia en tener un medio masivo de transporte de esas características, para que algunos dejaran de colgarse de las puertas de los buses para poder llegar a tiempo a sus destinos.

Jamás imaginamos que el Metro, que nos lo presentaban como “calidad de vida”, se convertiría en nuestro modo de vida. Nadie pensó que esta telaraña de medios multimodales de transporte que nunca termina de crecer, iba a cambiar radicalmente la cotidianidad de los habitantes de la Bella Villa. El Metro se convirtió en columna vertebral y sistema circulatorio de un cuerpo social que depende indefectiblemente de su buen funcionamiento. Cuando no es así, colapsamos todos.

El Metro ha sido transformador de entornos y creador de nuevos polos de desarrollo. Esta mega obra provocó una alteración definitiva en nuestra historia de ciudad. La urbe que muchos veían como un pueblo grande, se convirtió en un referente internacional para la movilidad, porque no solo adoptó los medios de transporte convencionales en el mundo, sino que convirtió unas cabinas sostenidas en el aire por cables, en otra alternativa masiva de transporte.

El Metro sometió el valle y las montañas, acercó los barrios y municipios del Área Metropolitana, y le dio más tiempo útil al ciudadano. Pero los sueños no se detienen. Para buscar integrar más comunidades al desarrollo que desata este sistema, una nueva ruta comienza a demarcarse para el inmediato futuro con el Metro ligero de la 80, que demandará una inversión superior a los 3,54 billones de pesos y que beneficiará a más de 950 mil habitantes del occidente de la ciudad.

Nuestro Metro ha sido también factor de equidad, ya que más personas han podido llegar fácil y económicamente a sus trabajos, a sus colegios, a sus universidades, a sitios de esparcimiento o simplemente a hacer sus diligencias en menos tiempo. De igual forma los entornos de la infraestructura de este medio de transporte, se han convertido en núcleos vitales de zonas que antes eran marginadas. Gracias a él, contamos con nuevas centralidades que evitan un desplazamiento innecesario a las tradicionales concentraciones de servicio y comercio.

Para el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, el Metro ha sido un inmejorable aliado, no solo porque acerca a la institución con sus estudiantes, docentes, empleados y visitantes, sino porque nos hemos unido para transformar el entorno de una de las estaciones de mayor confluencia del sistema, como lo es la de El Poblado. Con esta alianza, comenzará a latir el corazón de la ciudadela educativa del sur, un sueño de integración entre los centros de enseñanza media y superior que nos ubicamos en esta parte de la ciudad. Estamos trabajando en una transformación urbana sin precedentes para esta zona estratégica de la capital antioqueña.

Alcanzar cerca de 4.096 millones de viajes en 5 lustros, evitar la emisión de 400 mil toneladas de gas carbónico al año, movilizar 810 mil pasajeros diarios en 80 trenes, recorrer más de 154 millones de kilómetros en un cuarto de siglo de funcionamiento, son algunas de las cifras que hablan de la grandeza de un sueño hecho realidad. En estas bodas de plata del Metro de Medellín, debemos sentir orgullo de lo que hemos logrado e ilusión para lo que está por venir.

Libardo Álvarez Lopera
Rector