Reflexiones desde Rectoría: Estudiar sí sirve

Con desconsuelo, por decir lo menos, lee uno a diario artículos escritos por personajes que algunos medios de comunicación han entronizado como líderes de opinión, que cuando les conviene son académicos y cuando no, políticos de extrema.

Estos sabelotodo, motivados por un afán enfermizo de escandalizar a la sociedad, porque de eso derivan sus réditos ideológicos, salen con posiciones tan extravagantes como la de afirmar que el “estudio no sirve para nada”, solo para justificar los argumentos de odio contra determinadas corrientes políticas adversas a sus intereses. Ponen a sus lectores a cavilar sobre premisas absurdas, tomando como base para ellas, conversaciones descontextualizadas que han tenido con ciudadanos desesperados con su situación de vida y con su falta absoluta de oportunidades para salir adelante.

Cuando se presentan como paradigmas a algunos personajes que sin tener que estudiar han logrado conseguir bienes materiales para vivir de una manera más cómoda, así sea a costa de sacrificar su dignidad, se le hace un daño irreparable no a la educación, sino a los seres humanos, que esperan de figuras con trascendencia pública, que sean motivadoras de progreso y no destructoras de sueños conseguidos con trabajo y sacrifico.

A Miles de jóvenes que en estos momentos se dedican de lleno a su formación académica y a millones de personas que han pasado por las aulas y que hoy construyen país, no se les puede decir con tanta desfachatez que han perdido su tiempo, porque mientras que ellos invirtieron años en sus procesos de formación, otros, politiquiando, poniendo en práctica la ilegalidad o arrastrando por el piso sus principios, consiguieron rápido, mas no fácil, vivir con comodidad.

Mientras unos se aprovechan de su efímero protagonismo para hacerle apología a la ignorancia, otros nos dedicamos día y noche a trabajar por la educación, convencidos que es la mejor herramienta que tiene la sociedad para enfrentar todos los retos. Un ejemplo claro, es la esperanza que hoy deposita la humanidad en los científicos, para que ellos, gracias a sus estudios, descubran la fórmula que permita regresar a la cotidianidad de nuestras vidas, apaciguada por un virus que nos robó la tranquilidad a todos.

En estos momentos no es a la educación a la que hay que cuestionar. Hay que cuestionar es a las personas y líderes que abusando de su poder económico y político, o de sus condiciones de grupo o militancia de extrema izquierda o derecha, utilizan a la educación para alcanzar fines perversos.

Desde mucho antes de la pandemia hemos trabajado con convicción en favor de una educación con inclusión y equidad. Eso nos hace líderes y defensores naturales de sus infinitas bondades. Quienes menosprecian la educación, argumentando que no es necesaria, porque algunas personas permeadas por las herencias malditas del narcotráfico, la mala política y las prácticas corruptas, han logrado salir adelante, desinforman premeditadamente a sus lectores. Seguramente les conviene más para saciar su macabra sed de poder, tener una sociedad inviable, presa del caos y plagada de súbditos sin capacidad de discernimiento.

Mientras las mentalidades dañinas tratan de socavar las esperanzas colectivas, quienes sí creemos en la utilidad de la educación, seguiremos luchando por ella, liderando como lo hemos hecho desde un principio de la crisis por la pandemia del Covid-19, la idea de que entidades como la Gobernación de Antioquia asuman la gratuidad del próximo semestre académico de los estudiantes de las universidades que pertenecen a su órbita. El Gobierno Nacional y La Alcaldía de Medellín, ya lo hicieron con sus instituciones de educación superior. Las IES del departamento seguimos esperando la respuesta efectiva de la administración seccional. Antioquia no puede brillar por su ausencia en estos momentos tan complejos.

Estudiar sí sirve cuando se hace con amor y se reconoce con felicidad. “La felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando disfrutamos lo que tenemos.”

LIBARDO ÁLVAREZ LOPERA
Rector