Reflexiones desde Rectoría: Proponemos gratuidad en las matrículas y la respuesta es un recorte presupuestal

La educación, como la salud, el alimento y la recreación, son necesidades básicas e irremplazables del ser humano. Desde hace dos meses como Rector del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, vengo liderando la gratuidad en las matrículas de las universidades públicas para el segundo semestre de 2020, teniendo en cuenta las inmensas dificultades por las que atraviesan miles de hogares, particularmente los de más bajos recursos, por la pérdida de empleo y poder adquisitivo de todos sus integrantes.

La causa común es evitar a toda costa la deserción de los jóvenes de las aulas académicas. La propuesta ha sido acogida en todo el país. Las asociaciones de estudiantes universitarios, las universidades y muchos académicos, se han sumado a este clamor.

Y ante esta petición casi que unánime, nos encontramos al final de la semana pasada con una notificación gravísima de la Gobernación de Antioquia, que nos hace un recorte presupuestal en los aportes pendientes por girar de los recursos de libre destinación para el año 2020 del 30%, lo que significan unos 3 mil 319 millones de pesos menos.

Ese ajuste presupuestal como lo llaman, anunciado en una carta firmada por las secretarias de Educación y Hacienda departamental, apela a la primacía del bien general sobre el particular para la adopción de esa drástica decisión. ¿Acaso la educación no es un bien general?

Este recorte inesperado afecta directamente la inversión, que es el rubro de donde se obtienen los recursos económicos para el pago de docentes de cátedra, obligándonos también a la reducción de cupos. Desde hace años nuestra Institución no recibe un peso de aportes extraordinarios y ahora, para acabar de ajustar, nos afectan los aportes ordinarios.

Todos los días hacemos planes para mantenernos activos y cumplir con nuestra misión, y cada semana nos obligan a cambiarlos. Ahora son los planes económicos, esos que nos van a trastocar las metas. Quitarnos el soporte económico, es desestabilizar una de las estructuras fundamentales de la sociedad, como lo es la educación superior.

Cuando la financiación del Estado cae, las instituciones públicas se asfixian, y en un propósito perverso tienden a desaparecer. No puedo entender cómo se le quita el recurso a la educación, a sabiendas de que la educación es la medicina preventiva para que los pueblos no se enfermen. No hay peor pandemia que la de la ignorancia.

Departamentos como Cundinamarca, que tienen menos presupuesto que Antioquia, acogieron con decisión mi idea, y la universidad que lleva su mismo nombre, se apresta a garantizarle a sus alumnos un segundo semestre de 2020 sin tener que pagar matrícula.

Cuando la gente se capacita y se educa, menos se enferma. A lo largo de la historia se ha demostrado que las grandes pandemias como la gripa española o la peste negra, han terminado más allá de su cura. Sus momentos definitivos han estado en manos de la educación y la investigación, que han logrado encontrar sus causas y la forma de erradicarlas.

Son los seres humanos cultos y educados, los llamados a encontrar la solución de esas y muchas otras crisis que ponen en jaque a la humanidad. Aristóteles decía que “solo una mente educada puede entender un pensamiento diferente al suyo, sin necesidad de aceptarlo.”

Libardo Álvarez Lopera
Rector